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RADIO CELESTE, por Pedro Pérez Linero

RADIO CELESTE, por Pedro Pérez Linero

CANAL ETA TV

 

El pasado viernes ETA cometió su último atentado hasta la fecha, acabando con la vida del policía Eduardo Antonio Puelles.

Cada vez que tiene lugar un atentado viene a ocurrir más o menos lo mismo. De hecho, no necesito ver los noticiarios para hacerme una idea de lo que habrán dicho en España pues, desgraciadamente, he visto la película ya demasiadas veces, y siempre es igual.

Supongo que nada más saltar la noticia, el lugar del atentado se habrá petado de periodistas. El reportero de turno no se habrá podido acercar demasiado debido a un cordón policial, pero sí lo suficiente como para lograr, gracias a la destreza del cámara, un buen plano que pueda servir para las conexiones en directo que habrán tenido lugar cada quince minutos para decir lo mismo cada quince minutos.

El presidente del Gobierno o la portavoz o quien sea, habrá dado una rueda de prensa. Habrá dicho que el cerco a ETA se está estrechando, que este atentado ha sido un acto desesperado por parte de la banda terrorista, que a ETA en realidad lo que le quedan son dos telediarios, etcétera, etcétera.

El portavoz de la Oposición, para no ser menos, también habrá ofrecido su propia rueda de prensa y habrá dicho las mismas majaderías, exactamente las mismas. Parece que en España los políticos sólo se ponen de acuerdo cuando ETA acaba de matar a alguien, qué triste.

Se habrán convocado manifestaciones, y posiblemente en alguna de ellas algún familiar de la víctima leerá un manifiesto. También se habrán convocado minutos de silencio en las puertas de los ayuntamientos, y en los telediarios pondrán imágenes de los actos celebrados en las ciudades más emblemáticas, así como imágenes de la localidad donde haya tenido lugar el asesinato.

Ante todo esto tengo que decir, para empezar, que un atentado, ya de por sí, me parece indignante. En un crimen como éste no hay justificación que valga, no la hay y punto, pero además, hay otros aspectos de los que no se suele hablar y que a mí, personalmente, me parece que hacen flaco favor a la lucha antiterrorista.

Desde mi punto de vista, que ETA cometa un atentado no es síntoma de debilidad por parte de la banda terrorista -como afirman los políticos-, es síntoma de fortaleza, qué demonios. Me parece un insulto a la inteligencia de los ciudadanos que el mismo día de un atentado nos digan que la banda está en las últimas. Como diría un colega, "Me ofendería menos si me llamasen hijoputa". Llevo escuchando la misma cantinela sobre la inminente desaparición de ETA desde que tengo uso de razón y, ¿aun pretenden que me la crea? Joder, que acaban de matar a un hombre, ¿es que creen que somos gilipollas y nos chupamos el dedo, o qué?

Otra cosa que me repatea es la cobertura mediática que se le da siempre a estos hechos. Si bien es cierto que los medios de comunicación han contribuido notablemente al rechazo social existente actualmente contra ETA, también contribuyen, a mi entender, a que ETA se haga más fuerte aun.

La palabra "terrorismo" procede de "terror". De hecho, la segunda definición sobre "terrorismo" que aparece en el diccionario de la R. A. E. dice que es una "sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror". Por lo tanto, el objetivo inmediato que se persigue no es sólo matar sino también aterrorizar a los que quedan vivos. Y para aterrorizar a los que quedan vivos éstos deben enterarse de que el atentado ha tenido lugar. Los medios de comunicación, en este aspecto, tienen como efecto colateral el hecho de que suponen una herramienta perfecta a disposición de los asesinos.

Lo que se hace siempre que tiene lugar un atentado es darle cobertura mediática a una banda terrorista. No sólo es que salgan por la tele, es que además se les ofrece las horas punta y las horas sin punta, todas las franjas horarias y en todos los canales. Y para colmo, gratis; un chollo, vamos.

Hace años vi una miniserie de género fantástico en la que los protagonistas acabaron con una bruja utilizando la táctica de ignorarla por completo. El poder de la bruja residía en que necesitaba que los demás supieran que ella estaba ahí y que era peligrosa. Por lo tanto, decidieron hacerla desaparecer pasando de sus llamadas de atención como de la misma mierda. Pues con el caso de ETA ocurre algo parecido, sólo que no nos aplicamos el cuento.

Si en vez de darle tanto bombo, las noticias sobre sus atentados pasasen un poquito más de puntillas, posiblemente otro gallo cantaría.

No quiero decir con ésto que se debería ocultar información a la población, ya que eso sería censura. La población tiene derecho a estar informada, y si hay un atentado, debemos saberlo.

Lo que quiero decir es que se debería dar la noticia, pero siendo breve, conciso y lo más objetivo posible. Nada de repetirla constantemente ni de conectar en directo con el lugar de los hechos, ni de ponerles un micrófono a los ex-compañeros, amigos o familiares de la víctima, ni ninguna de todas esas cosas que son tan habituales. Y por favor, nada de imágenes a cámara lenta con musiquita de violines para cerrar la edición del telediario, que no sería la primera vez.

La noticia habría que darla del mismo modo que se hace con las culturales, lo mismito, o sea, sin darle ningún tratamiento extraordinario. Recordemos que, a fin de cuentas, la importancia de una noticia no reside tanto en el hecho acontecido sino en el tratamiento que de éste se lleva a cabo a través de los medios de comunicación.

Y los políticos deberían dejarse de ruedas de prensa y de convocatorias de manifestaciones, así como de hacerse los duros con frases más propias de una película de Clint Eastwood, que para lo único que sirven es para hacer el ridículo delante de los terroristas. Si acaso podrían emitir un comunicado oficial del Gobierno, que el comunicado fuera más soso que una receta de cocina, y va que chuta.

Aunque lo que comento pueda sonar un poco descabellado -pues estamos demasiado acostumbrados a la sobreinformación-, creo que este tipo de medidas también podría contribuir a la lucha antiterrorista, junto con las ya existentes.

Por mi parte, quizás hubiera sido más constructivo hablar esta semana del Día Mundial de la Música, que es hoy, o de Vicente Ferrer, que también falleció el viernes, dejando un legado basado en la solidaridad y en la erradicación de la pobreza. Quizás hubiera sido más util y más saludable escribir sobre estos temas, pero a veces hay que elegir. Sólo espero que al menos, los de la tele, entre la bomba y la repetición de la bomba, se hayan acordado un poquito de estos otros asuntos y no los hayan eclipsado totalmente.

 

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1 comentario

Ana Mari -

Llevas razón. Yo, como no tengo tele, me he enterado librándome de todo eso que comentas.