EL
Apacible la tarde,
serenas las aguas,
vuelan las aves
indiferentes a mi presencia
como una pintura pictórica,
confundiéndose con el paisaje,
están ahí, como un cuadro, una acuarela,
las observo distraído,
sigo su reflejo difuminado
sobre las aguas
de este lago empobrecido,
a igual que este Arcos,
vidrioso, fantasmagórico,
se me hace recién sacado
de una de esas historias de batallas
de caballeros medievales;
Y ese barco: “El missisippi”,
flota, reflota, no sobre las aguas,
si no sobre el tiempo,
resiste el empuje del olvido
y algunos como yo,
aún recordamos
que esta bañera flotante con motor
fue el delirio de infancias
como la mía…
Terry
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Mariscal -