RADIO CELESTE, por Pedro Pérez Linero
MIS PRIMEROS TRENES
Si alguna frase célebre pronuncié durante mi tierna infancia, fue aquella de "¡Irua, qué de pelotes! ¡El tren se va a pinchar!".
Se trataba de mi primer trayecto en ferrocarril, un breve recorrido entre la desaparecida Estación Plaza de Armas -ahora centro comercial, en Sevilla- y el apeadero de La Rinconada.
Mi madrina, que venía en el tren, aún se ríe cuando lo recuerda, y a mí jamás se me olvidará que ese día aprendí mi primera lección ferroviaria: Los trenes no se pinchan.
Después vinieron más lecciones, y éstas llegarían de la mano de mi padre.
Pasábamos tardes enteras en el apeadero, viendo trenes pasar y caminando por los alrededores.
Fue así como aprendí a mantener el equilibrio sobre una vía muerta o a distinguir un sencillo tren de cercanías de un Talgo o uno de mercancías. También recuerdo trenes cargando grandes cantidades de automóviles, y haber presenciado en ocasiones los cambios de aguja, así como los semáforos, que antes creía reservados sólo a calles y carreteras.
De vez en cuando, si mi padre tenía que ir a Sevilla por algún motivo, la fortuna me sonreía y me llevaba con él.
Entonces los trenes de cercanías no parecían autobuses urbanos, como actualmente, sino que emanaban un cierto toque hogareño.
Eran de color azul con algunas partes en amarillo -"los días azules", decía la publicidad-, y los vagones se hallaban divididos en compartimentos, a modo de pequeñas salas, donde los asientos eran de un escay un tanto rancio y, las ventanas, además de venir provistas de cortinas, se podían abrir -menuda temeridad-.
Los billetes de tren todavía no parecían tickets de compra del Mercadona, sino que se presentaban como gruesas tarjetas amarillas impresas mecánicamente. Me gustaban, me gustaban mucho; de hecho, aún conservo alguno de aquellos billetes.
Pasaron los años. Dejé de coger trenes de la mano de mi padre y empecé a coger mis propios trenes. Comencé a viajar por mi cuenta y a construir mi propio itinerario -o destino, si prefieren llamarlo así-, llegando a estaciones a las que mi padre, por haber pertenecido a una generación más desfavorecida -la que nació y creció en plena postguerra- nunca ha podido llegar.
3 comentarios
erpereh -
Besos.
Ana Mari -
Pedrin -
"Irua" significa "Mira" cuando expresa sorpresa, de hecho, se pronuncia con enfasis.