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Humor

Me hago doctor

Me hago doctor

Aqui os dejo un video de un coleguita de la Universidad de Barcelona que no tiene desperdicio. Son cachondos estos catalanes!

 

http://www.youtube.com/watch?v=ujvnjNQN1kE&NR=1

Collejeros: Enganchados al libro

Collejeros: Enganchados al libro

De lo mejorcito del programa especial de Jose Mota durante la pasada Nochevieja:

Collejeros: Enganchados al libro

Martes y 13: Encarna de Noche

Martes y 13: Encarna de Noche

Un clásico:

Martes y 13: Encarna de Noche

Achmed, El Terrorista Muerto

Achmed, El Terrorista Muerto

Buenas:

Os presento a Achmed, el terrorista muerto.

Achmed, The Dead Terrorist (subtitulado en castellano)

Espero que paséis un buen rato con él... antes de que os mate.

Simon's Cat

Simon's Cat

Buenas:

Si os gustan los gatos, probablemente disfrutéis con los cortos de animación que aparecen en la seccion FILMS de esta página:

Simon’s Cat

Bueno, esto va dedicado a mi hermana, evidentemente.

 

 

Un par de chistes

Un par de chistes

Eduardo Punset, en su sección "Excusas Para No Pensar", de la revista XL Semanal (suplemento dominical de ABC), se deja caer con unos chistes, para abordar el tema de la risa.

He copiado los dos que más me han gustado, aunque él tenía más interés por los que menos hicieran reír a los lectores.

Si queréis leer el artículo entero, pinchad en "¿Por qué nos reímos?"

Y aquí van los dos con los que yo me quedo:

Un paciente –al terminar su examen clínico– le pregunta al doctor: «¿Cuánto tiempo cree usted que me queda de vida?». «Diez», le contesta el médico. «¿Diez qué...? ¿Diez años? ¿Diez meses? ¿Diez días?», le vuelve a preguntar, enfurruñado, el enfermo. El médico le contesta: «Nueve, ocho, siete, seis...».

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Rayanos los 60, un marido que sospecha que su esposa está perdiendo el oído decide comprobarlo por sí mismo. Se va al lado opuesto del cuarto de estar y le suelta: «¿Me oyes?». Al no obtener ninguna respuesta, se va al centro de la habitación y vuelve a preguntar: «¿Me oyes?». Al tener la callada por respuesta, decide ponerse a su lado y hacerle la misma pregunta: «¿Me oyes?», le pregunta de nuevo. «Te repito que sí, ¡por tercera vez!», le dice ella, airada.

La economía mundial explicada con vacas

Socialismo:

Tú tienes 2 vacas. El estado te obliga a darle 1 a tu vecino.

Comunismo:

Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te DA algo de leche.

Fascismo:

Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te VENDE algo de leche.

Nazismo:

Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te dispara en la cabeza.

Burocratismo:

Tú tienes 2 vacas. El estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.

Capitalismo tradicional

Tú tienes 2 vacas. Vendes una y te compras un toro.

Haces más vacas. Vendes las vacas y ganas dinero.

Capitalismo moderno:

Tú tienes 2 vacas. Vendes 3 de tus vacas a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco.

Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes las 4 vacas de vuelta, con exención de impuestos por 5 vacas.

La leche que hacen tus 6 vacas es transferida mediante intermediario a una empresa con sede en las Islas Cayman que vuelve a vender los derechos de las 7 vacas a tu compañía.

El informe anual afirma que tu tienes 8 vacas con opción a una más.

Coges tus 9 vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente tus 10 vacas trozeadas.

Curiosamente durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú sólo

tienes 2 vacas.

Economía japonesa:

Tú tienes 2 vacas. Las rediseñas escala 1:10 y que te produzcan el doble de leche.

Pero no te haces rico. Luego ruedas todo el proceso en dibujos animados. Los llamas ‘Vakimon’ y, incomprensiblemente, te haces millonario.

Economía alemana:

Tú tienes 2 vacas. Mediante un proceso de reingeniería consigues que vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen solas. Nadie cree que tenga ningún mérito.

Economía rusa:

Tú tienes 2 vacas. Cuentas y tienes 5 vacas. Vuelves a contar y te salen 257 vacas

Vuelves a contar y te salen 3 vacas. Dejas de contar vacas y abres otra botella de vodka.

Economía china:

Tú tienes 2 vacas. Tienes a 300 tíos ordeñándolas. Explicas al mundo tu increíble ratio

de productividad lechera. Disparas a un periodista que se dispone a contar la verdad.

Economía iraquí:

Tú no tienes vacas. Nadie cree que no tengas vacas, te bombardean y te invaden el país.

Tú sigues sin tener vacas.

Economía suiza:

Hay 5000000000 vacas Es obvio que tienen dueño pero nadie parece saber quién es.

Economía francesa

Tú tienes 2 vacas. Entonces te declaras en huelga, organizas una revuelta violenta y cortas todas las carreteras del país, porque tú lo que quieres son 3 vacas.

Economía española:

Tú tienes 2 vacas, pero no tienes ni idea de donde están. Pero como ya es viernes, te bajas a desayunar al bar que tienen el Marca. Si acaso, ya te pondrás a buscarlas el miércoles después del puente de San Aniceto.

Economía neozelandesa:

Tú tienes 2 vacas. La de la izquierda te parece cada día más atractiva.


(Sabiduría Internauta Popular)

TENER UN HIJO (Por Andreu Buenafuente)

El verano pasado mi hijo Alejandro, cumplió 4 años, y, cuando sopló las velas, mi mujer y yo le dijimos:

-Cariño, pide un deseo. A ver, ¿qué has pedido?

Y el niño nos mira así, todo ilusionado, y nos dice:

-Una play station o un hermanito.

Y mi mujer y yo nos miramos. y dijimos:

-’joder, la playstation son ochenta mil’

Así que fuimos a por la parejita. Si lo llego a saber, va ella sola. Hay que ver lo rápido que se queda embarazada una novia, y lo que cuesta dejar embarazada a tu mujer.

¡Es verdad!. ¡Tu llevas un mes saliendo con una chica, estás parado, le caes mal a sus padres, no te quitas el condón ni para ducharte. Y la dejas embarazada a la primera!

Ahora, como vayáis a por el niño. Es mas fácil sacarla de España de tanto empujar, que dejarla embarazada..! Eso si, os ponéis los dos muy melosos:

Velitas, incienso, música de saxofón. porque piensas:

Vamos a hacerlo con mucho cariño para que sea fruto del amor.

Después de seis meses sin que se quede embarazada dices:

’A ver si va a ser mejor que sea fruto de un polvo’.

Sí, porque pasa como con el fútbol. Jugar bonito le gusta a todo el mundo, pero lo que cuenta es meter gol. Así que vais a consultar al ginecólogo y el tío te dice:

-Esto es normal. Tenéis que insistir más.

Total, que te receta los polvos como si fueran Frenadol:

-Tres al día cada 6 horas.

Cuando llevas dos meses a este ritmo, te quieres morir.

Lo peor es la semana de ovulación.. Porque, por lo visto en esos días sube la temperatura. y eso aumenta la fertilidad. Así que mi mujer está todo el día con el termómetro. Y claro, de repente, estás en medio de una reunión y suena el teléfono:

-Cariño, me ha subido. Vente corriendo. Tiene que ser ahora mismo.

Y a ver como se lo explicas a tu jefe:

-Mire, me tengo que ir., es que a mi mujer le ha subido la temperatura.

-¿y no puede atenderla un médico?

-Hombre. es que preferiría que el niño fuera mío.

Y llegas a casa y te la encuentras ya desnuda y preparada., que dices:

’jo, yo así no puedo! Esto es como comer pipas peladas.!’.

Y es que ella no piensa en otra cosa. ¡Coño, que parece un tío!

Y yo me siento como una máquina. Vamos, que cuando terminamos me dan ganas de decirle:

’Su espermatozoide, gracias!.

Y, encima, todo el mundo te da consejos:

Hacedlo en la postura del misionero, con luna llena; que ella se ponga un cojín debajo y que después de hacerlo se pegue media hora tumbada con los pies en alto.

Joder! ¡La pobre! Es la primera vez que soy yo el que tiene que decirle a ella:

’¡Aguanta, aguanta un poco más!’

Al final, cuando vimos que no había forma, volvimos al médico, y va y me dice:

-Bueno, pues, lo mejor va a ser que se haga un análisis de semen, porque puede que tenga usted pocos espermatozoides.

Qué tú piensas:

’¡Coño, seis meses.. a seis polvos diarios..! ¡lo que me extraña es que me quede alguno!’.

Y el médico:

-Aunque también podría tratarse de astenospermia. Lo que se conoce como...’Espermatozoides vagos’.

Y mi mujer:

-¡Buah.! ¡Pues va a ser eso.! Porque se pasa el día tocándose los huevos.

Y el otro:

-Usted no se preocupe, que si es eso, podemos extraerlos e implantarlos en el óvulo.

¡Si hombre.! Una cosa es que sean vagos. y otra ponerles taxi para recorrer doce centímetros.!

Y el médico:

-Es que ésto es muy difícil. Tenga en cuenta que de millones de espermatozoides sólo puede ganar uno.

-¡Mira, como en Gran hermano!

El caso es que tienes que hacerte el análisis. Te meten en una habitación con un vasito y un montón de revistas porno. Y tú te sientas allí, a ver si se anima.

Pero estás mirando un montón de fotos de tías en pelotas y lo único que piensas es:

’¡Huy!, fíjate ésta... con las caderas tan estrechas va a tener problemas en el parto, ¿eh?... ¡Huy!, esta otra..con toda la silicona que se ha metido... ¡a ver como amamanta al niño!’

Y encima, mi mujer desde fuera:

-Cariño! ¿Has terminado ya? ¡En casa no aguantas tanto!

Total, que al final, con mucha buena voluntad consigues llenar el vasito.

Pero luego te pasas toda la semana jodido mientras esperas los resultados.

Lo peor de todo es que empiezas a dudar de que el niño que ya tienes sea tuyo. Miras al niño y piensas:

’Sí, de acuerdo, Alejandrito es clavado a mí, pero yo tengo una cara muy corriente’.

Y te acuerdas de esa insistencia de tu mujer en ponerle Alejandro.

¿Qué pasa, que Santi no es bonito?

Y ya para colmo es cuando llega tu suegra y le dice:

-¡Ay, que niño tan listo.! ¿A quién habrá salido?

Qué ahí ya dices:

¡Coño, es verdad.! ¡A ver si tampoco va a ser de mi mujer!

Pero de pronto reaccionas:

¡Joder, me estoy emparanoiando! ¡Alejandro es mío!

Hay que tener en cuenta que, en aquel tiempo, dejarla embarazada era más fácil:

Yo estaba en paro, mis suegros me odiaban, me ponía condón.

¡Coño, lo teníamos todo a favor!

Al final nos dieron los resultados y por lo visto, no me pasa nada. Lo que tengo es estrés. Así que le he comprado al niño la Playstation; a ver si jugando me relajo un poco. 

Una frase con miga

Una frase con miga

El pasado viernes me encontraba con mi hermana en el Festival Vía de la Plata, en Mérida, cuando de pronto ella me contó que acababa de ver que alguien llevaba una camiseta con la siguiente inscripción:

"Tengo un pelo en la boca y no sé de qué coño es".

Me encantó.