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EL FACTOR MIERDA

 

Mira: Una, dos, tres, cuatro. Hay cuatro papeleras en esta habitación. Sólo es cuestión de extender un poco el brazo y utilizar cualquiera de ellas. En cambio, tú lo has visto. Dejan esto hecho un asco. Ellos me ven limpiando. Me conocen, pero no les importa”. 

De este modo se expresaba hace unos días uno de los limpiadores del college donde estudio. Nos conocemos desde hace un año y, de vez en cuando, entablamos conversación.

Se mostraba indignado y me explicaba aquello del siguiente modo: “Somos esclavos de la cultura, de los hábitos. De nada sirve que instalemos papeleras si no existe el hábito de utilizarlas”. Y para ilustrármelo me relató la experiencia llevada a cabo por cierto antropólogo y en la cual su tesis quedaba bien reflejada.

Ofrecer una explicación de tipo antropológico puede resultar interesante, incluso acertado, pero para mí no es suficiente y, mucho menos, justificable. Y así se lo hice saber a mi colega, colega que lo es en el sentido estricto de la palabra, ya que ambos nos ganamos las habichuelas ejerciendo el mismo oficio.

Verán, desde mi punto de vista, hay dos conceptos claves en este asunto: Uno es FALTA DE RESPETO y el otro es CLASISMO.

Vivimos en una época en la que se nos llena la boca con palabras como respeto, tolerancia, igualdad, etcétera. Pero del dicho al hecho va mucho trecho, como sabiamente dice el refrán.

Un limpiador, aunque todo el mundo afirme que es igual que cualquier otro ciudadano, incluso aunque quienes digan tal cosa crean que realmente lo piensan, lo cierto y lo fijo es que los hechos hablan por sí mismos. El “subconsciente colectivo” -si es posible emplear dicho termino aquí- muestra claros indicios de que aun existe una visión clasista de la sociedad, visión en la que la línea divisoria viene trazada, disculpen si resulto demasiado explícito, por la mierda: unos la sueltan, y otros la recogen y/o se llenan de ella.

Por eso podríamos considerar lo que, a grandes rasgos, podría ser denominada como Ley de Pertenencia a Clases Sociales que, si bien no tiene por que cumplirse en el 100% de los casos, si puede resultar bastante orientativa. Diria asi: “El nivel de la clase social a la que pertenece un individuo es inversamente proporcional a la cantidad de mierda que deba recoger en el curro y/o a la cantidad de mierda de la que se llene a lo largo del día. Si tiene curro”.

Por mucho que nos hablen de igualdad, las connotaciones clasistas permanecen ahí, inalterables, y no solo afectan a limpiadores, sino que se extiende a otros oficios  y a condiciones de otro tipo como puedan ser la raza o la nacionalidad.

Lo más triste, por no decir patético, es que dicha mentalidad subyacente procede mayoritariamente de currantes, individuos pertenecientes a la clase obrera que viven una ilusión aburguesada. Personas que no piensan, empática o solidariamente, en los otros que, como él, se ganan la vida como buenamente pueden y con la dignidad que jamás –insisto, jamás- debe abandonar a un trabajador. Incluso cuando haya perdido su empleo.

 

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5 comentarios

Pedrin -

Muchas gracias, Jesus. Este tipo de comentarios siempre le animan a uno a seguir con estas cosillas.

Jesús -

Bueno, de momento he leido tres articulos de este blog, así que aquí tienes un lector que le ha encantado ver que hay quien descubre realidades que para muchos pasan desapercibidas porque hay cosas aparentemente más importantes, pero.. los pensamientos que nacen de la experiencia y brotan con la reflexión y observación crítica de esas pequeñas realedades pueden convertirse muchas veces en grandes enseñanzas.Adelante

Pedrin -

Hay dos coincidencias con el titulo de este articulo y su fecha de salida:

FACTOR: Mientras colgaba el articulo, casualmente estaban estrenando por la tele la nueva temporada del programa The X Factor.

MIERDA: Bueno, supongo que todos sabeis lo de Labordeta.

Pedrin -

Puedo decirte que se agradece cuando algunas personas muestran haberse percatado de tu existencia.

En el restaurante donde trabajo, algunos clientes habituales no solo saben mi nombre, sino que suelen parase a hablar conmigo, y me tienen un gran respeto.

Soy extranjero, limpiador, pero me respetan. Es la otra cara del articulo. Lo curioso es que estos clientes suelen ser personas mayores, quiero decir, de sesenta anyos de edad en adelante.

No obstante, esta manyana, sin ir mas lejos, me dice un camarero en el curro:

- Pedro, tengo malas noticias. Tienes que desinfectar este sofa. Anoche una chica se meo en el.
- Iria muy borracha, verdad? - pregunte.
- Por supuesto.
- No la matasteis?
- No, Pedro. Me temo que es ilegal.- dijo el camarero.

erpereh -

En algun lado de internet leí que en un examen importtante de universidad el profesor les puso entre las preguntas que como se llamaba la limpiadora de los aseos. Esa pregunta fue totalmente válida y puntuó como las demás.
Ante las quejas de los alumnos el profesor les dijo que en esta vida nos encontraremos con multitud de personas que trabajan con nosotros aunque sea en otro ámbito y que merecen ser reconocidas y conocidas y que esa era una lección tan importante como cualquier otra.
Lo de la pregunta era su forma de "forzarlos a darse cuenta"